miércoles, 14 de febrero de 2018

¿Ha llegado la hora para que Venezuela solicite la ayuda de sus potencias amigas?
Carlos E. Lippo

“Es la hora de los hornos y no se ha de ver más que la luz”
José Martí





Es indudable que la reciente gira del secretario Tillerson por Méjico, Argentina, Colombia, Perú y Jamaica, estuvo bastante lejos de alcanzar los objetivos buscados. En efecto, los magros logros de esta gira urdida por la más alta dirección del imperio con el propósito declarado de consensuar la aplicación de nuevas sanciones a Venezuela en materia petrolera, sanciones que obviamente habrán de generar un impacto adverso sobre la mayoría de esos países cipayos, y al mismo tiempo volver a insistir en la conformación de una fuerza multilateral para intervenirla militarmente, volvieron a dejar a los “halcones” del imperio y a sus fans de la contrarrevolución nacional y mundial con los crespos hechos.

En apoyo a este señalamiento podemos citar unas palabras de Adolfo P. Salgueiro, uno de los más conspicuos ideólogos de la contrarrevolución venezolana, contenidas en un artículo titulado “Viaje de Tillerson, ¿éxito o fracaso?” (1), que de manera textual pasamos a citar a continuación: “De las declaraciones y conferencias de prensa ofrecidas por Tillerson y sus anfitriones durante el periplo se deduce algún grado de entendimiento, pero es evidente que todos los jefes de Estado visitados han sido sumamente cautos en comprometerse a nada que no sea el anuncio de su preocupación por la situación venezolana y la voluntad de cooperar en la búsqueda de una solución”.

Y es que en Méjico, uno de los “pesos pesados” de la región, a pesar de la sumisión y de la hipocresía con la que vienen actuando aquellos que ni siquiera alcanzan a ser hijastros de Juárez, Morelos, Pancho Villa, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas, el canciller Luis Videgaray ha dicho públicamente que “Méjico no respaldará ninguna opción que incite el uso de la violencia interna o externa para solucionar la crisis de Venezuela” (2). Mientras que en la Argentina, otro de esos “pesos pesados”, el canciller Faurie insistió en que antes de tomar medidas en torno a las ventas y el comercio del petróleo es esencial realizar un "monitoreo preciso" acerca de la intensidad de su impacto adverso sobre los países de la región (3). Resultando imposible dejar de tomar en consideración que en el Brasil, el mayor de los “pesos pesados”, que en esta ocasión no fue visitado por el magnate petrolero disfrazado de diplomático, su canciller Aloysio Nunes había expresado, en la ocasión en la que el vendepatria Ricardo Hausmann solicitase una intervención militar a comienzos de año, que la salida democrática para la crisis que atraviesa Venezuela no es una intervención militar, asegurando además que de darse este escenario, Brasil no enviaría tropas a Venezuela (4).

Sólo en Perú y Colombia, sus extremadamente corruptos narcogobiernos, convertidos por obra y gracia de su sumisión incondicional a los dictados del imperio en los auténticos enanos éticos de la región, tuvieron alguna acogida las propuestas imperiales y eso después de que Tillerson les asomase “el garrote” de cortarles la ayuda financiera para el “combate” a las drogas, adelantándose a satisfacer de manera expedita los deseos de su jefe Trump, quien al mismo tiempo que lo enviase a dar la cara por el imperio en esos países, dijese petulantemente como es su costumbre: “Quiero detener la ayuda” (5), después de que el comisario en funciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Kevin McAleenan, le dijese que la cocaína provenía principalmente de Colombia y Perú, y que el tráfico se realizaba a través de México y América Central.

Pero tampoco en esos países los logros obtenidos por el imperio han sido para tirar sombreros al aire, ya que el Perú, si bien parece haberse apartado de la premisa de que los venezolanos deben resolver solos su “terrible situación”, las palabras con las cuales su cancillera Cayetana Aijovín inauguró la nueva doctrina no pudieron ser menos comprometedoras: “La situación de Venezuela ya no es una situación que solamente le compete a los venezolanos. Es una situación que ha generado crisis en la región” (6). Así mismo en Colombia, aparte de las manidas andanadas injerencistas de Santos en contra de Venezuela, sólo es de destacar unas extremadamente lacayunas palabras dirigidas al pichón de procónsul: "Compartimos los valores de la democracia y las libertades que nos dejaron los padres de nuestras respectivas patrias" (¡?); y más adelante: "Esperamos seguir trabajando con usted, con la administración del presidente Trump, para profundizar aún más nuestra gran relación, que más que de aliados y socios, es de amigos" (7). ¿En verdad será que este émulo del traidor Santander encuadernado en rústica ignora que EEUU no tiene amigos, sino intereses?

Sin embargo, el no haber logrado los objetivos asignados a la gira no significa en modo alguno que el imperio habrá de desistir ni siquiera temporalmente de su intención de invadirnos, sumando la mayor cantidad posible de los países cipayos de la región a esa terrible empresa y asegurándose al menos la neutralidad cómplice de los otros. Una serie de hechos protagonizados o promovidos por el imperio durante la última semana, que pasaremos a citar a continuación, así lo evidencia:
·         La orden de no firmar el “Acuerdo de Convivencia y Paz”, impartida a la dirigencia de la delegación opositora venezolana que estaba presente en República Dominicana para suscribirlo, según lo han atestiguado el presidente Danilo Medina y el expresidente Rodríguez Zapatero. Orden que según Jorge Rodríguez, jefe de la delegación del gobierno revolucionario fue transmitida desde Bogotá por Santos, Tillerson o por ambos, en ocasión de su reunión de fecha 06 de febrero (8).

·         La muy reciente visita del jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Kurt W. Tidd, a territorio colombiano con la intención de reunirse con altos funcionarios civiles y militares de ese país, con el propósito declarado de concertar esfuerzos en la construcción de la paz y seguridad en la región (9), en momentos en los que ya sabemos perfectamente qué significa para los gringos la construcción de “la paz y seguridad de la región”.

·         Las órdenes impartidas por el imperio a los gobiernos cipayos de Colombia y Brasil, de incrementar la presencia de efectivos militares en los espacios fronterizos con Venezuela, diligente y vergonzantemente cumplida por ellos, como es público, notorio y comunicacional.

·         La presencia de efectivos del Comando Sur en la región de Tumaco (suroccidente de Colombia), el pasado domingo 11, con el propósito declarado de realizar maniobras con efectivos del ejército colombiano tendientes a contrarrestar “las amenazas de seguridad” en la zona, según lo declarase el almirante Tidd, al momento de señalar además desde su cuenta Twitter que Colombia "es un socio fuerte y de confianza" para los Estados Unidos (10).

·         Una reunión celebrada en Washington, en días recientes, entre Donald Trump y el más alto funcionariado del imperio, en la cual éste nos vuelve a amenazar abierta y descaradamente con una intervención militar (11).

·         La presencia comprobada de dos fragatas de guerra gringas, de las usadas para escoltar portaaviones en campaña, en aguas de la isla de Aruba, el pasado lunes 12 (12) y la presencia, que aún no hemos podido comprobar, de otra fragata de la armada de Holanda.

·         Una ilegal incursión en nuestro territorio de efectivos militares y policiales de Colombia, el pasado martes 13, en el sector La Mona, en Ureña, Estado Táchira, oportunamente repelida por efectivos de la FANB (13).

·         El retiro de la invitación a Venezuela para participar en la VIII Cumbre de las Américas, a celebrarse en Lima, Perú, a mediados de abril del presente año. Hecho acordado por esa cofradía de gobiernos cipayos que llaman el Grupo de Lima en su reunión del 13 de febrero (14), y que constituye nuestra exclusión ilegal y vergonzante del sistema interamericano, del cual estamos en proceso de desligarnos desde mediados del pasado año.

·         Unas medidas anunciadas por el departamento del tesoro gringo, el mismo martes 13 de febrero, destinadas a impedir que empresas petroleras norteamericanas se atrevan a contratar con nuestra estatal Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA) (15).

·         Una serie de atentados terroristas perpetrados en contra del Sistema Eléctrico Nacional, el último de los cuales ocurrió a primeras horas del día de hoy, dejando sin servicio densos sectores del Distrito Capital y el estado Miranda por más de tres horas (16); siendo absolutamente verosímil que dada la total desarticulación de la contrarrevolución local, hayan sido hechos planeados y financiados directamente por la embajada norteamericana.

La mayoría de estos hechos sirven de apoyo a nuestra hipótesis de que la intervención militar del imperio habría de tener lugar desde Colombia (17), a cargo de efectivos paramilitares o regulares del ejército colombiano junto a militares gringos, presentes ya en territorio colombiano en sus más de once bases militares y en el vecino territorio panameño. Sin embargo, su mayor aval lo constituyen unas muy recientes declaraciones de dos insignes venezolanos dotados de absoluta credibilidad y respeto: Roy Chaderton Matos, diplomático de amplísima trayectoria, ex embajador en Colombia y ex Representante Permanente en la OEA, y Tarek William Saab, ex Defensor del Pueblo y actual Fiscal General de la República.

Decía Chaderton, con el lenguaje punzante que le es característico cuando de defender la revolución se trata: “… el ‘Imperio’ está dispuesto a arriesgar la vida de hasta el último soldado colombiano”, en ese funesto empeño; señalando seguidamente “… pudieran entrar por el Sur del Lago, si no los atrapamos antes, cosa que si haremos porque tenemos calidad tecnológica, municiones y coraje” (18).

Por su parte, el Fiscal General, parco y preciso en el hablar como es su costumbre, aunque visiblemente emocionado, denunció las pretensiones que existen de agredir a Venezuela desde Colombia con las siguientes palabras: “… desde Colombia se está planeando reeditar épocas ya canceladas en la historia de la humanidad como lo es el bombardeo militar, la invasión militar, como lo es la ocupación a sangre y fuego de un país pacífico como Venezuela" (19).
Considero, al igual que el embajador Chaderton, que contamos con la capacidad tecnológica, las municiones y el coraje requeridos para rechazar al invasor colombiano, haciéndolo retroceder hasta el otro lado de la frontera, si es que hubiese logrado penetrarla; no obstante, siendo el caso el que la resistencia no es sólo contra ellos sino contra el imperio y las potencias de la OTAN, se trata de solicitar, sin ningún tipo de complejos el apoyo de las potencias amigas: Rusia y China, entre ellas.

Habiendo recibido el apoyo diplomático irrestricto de ambas naciones a lo largo de este larguísimo período de agresiones imperiales y contando con su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU en el caso de que la muy rudimentaria diplomacia gringa se atreva a solicitar, ahora en serio, el aval del máximo organismo planetario, estimamos que ello no es suficiente, sino que es necesario recibir una demostración tangible de que estarían dispuestos a apoyarnos en el terreno militar, más allá del alcance de los convenios de cooperación suscritos, si ello fuese necesario.

Ignoro, por obvias razones, si la solicitud de ayuda a la que me estoy refiriendo ya ha sido tramitada; en todo caso, propongo que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en uso de sus atribuciones, se aboque a ir despejando los posibles obstáculos constitucionales que pudiesen limitar el que podamos recibir una ayuda militar como la que tan exitosamente hubiese prestado Rusia al heroico pueblo de Siria.  
"Es la hora de los hornos", dijo Martí.
¡Es la hora de los pueblos! ¡Es la hora del futuro! ¡Sin vacilar, Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, febrero 14 de 2018

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